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Historia de la Ortopedia

La ortopedia es una especialidad médica dedicada a corregir y evitar las deformidades o traumas del sistema musculoesquelético del cuerpo humano entendidas como un problema para el desarrollo cotidiano del afectado. Para tal propósito se emplea la cirugía (cirugía ortopédica), dispositivos corporales (llamados ortesis) y ejercicios corporales, dependiendo siempre de la complejidad de la afectación. Al especialista en ortopedia se le llama ortopedista. La traumatología y la ortopedia van generalmente de la mano, siendo la primera la rama de la medicina que estudia las lesiones del aparato locomotor y la ortopedia la especialidad inclinada a corregir dichas lesiones.


Etimología
La palabra proviene del francés orthopédie, que en latín equivale a orthopaedia, y está formado de dos voces griegas: ὀρθός = orthos, recto, derecho, siguiendo las normas y en este caso particular, como veremos más adelante, 'libre de deformidades', y παῖς/-δός = pais, paidós, 'niño', 'niña', 'hijo(a)', paideia, entrenamiento, capacitación, y en este contexto, educación corporal de los niños. Así que textualmente significa 'entrenar o educar corporalmente a los niños, para que crezcan libres de deformidades'. 

Primeros indicios
Remontarse a los orígenes exactos de la ortopedia es prácticamente imposible, especialmente porque esta surgió como una necesidad de solventar afecciones óseas y musculares generadas por accidentes cotidianos o secuelas de guerra y enfermedades que producen deformidad o debilidades en el sistema musculoesquelético. En cualquier caso, no existe una única civilización expuesta a ambos factores por lo que todas desarrollaron con los medios disponibles y distintos, métodos para tratar estos padecimientos. En algunos casos han quedado registros arcaicos de las primeras actividades médicas presumiblemente traumatológicas y ortopédicas, pero en general, muchas de las culturas antiguas carecían de formas efectivas de transmitir conocimientos a las generaciones futuras más que de forma empírica por lo que de haber existido, muchos de estos conocimientos se perdieron a lo largo de los siglos. 

Antiguo Egipto 
Algunos de los vestigios más claros que se conocen se encuentran en Egipto, cuya historia es de las mejores conservadas sino la mejor, de las civilizaciones arcaicas. El papiro de Ewing Smith escrito aproximadamente hace 1600 años a.C el cual al parecer está basado en textos incluso más antiguos es notable debido que los autores poseían “conciencia quirúrgica” en una época en la que aún no existía ningún concepto médico. El papiro hace a un lado amuletos y conjuros (siempre presentes en sociedades antiguas) y describe 48 casos de forma ordenada, empezando por lesiones de la cabeza. Reducía las luxaciones de la mandíbula exactamente como se hace hoy en día. Las fracturas de la clavícula, el brazo y el cuello son descritas minuciosamente. El último caso es el de un hombre que cayó de cabeza de una gran altura, el accidente fue mortal, pero se describe con mucha precisión la lesión sufrida (fractura de la columna a nivel cervical). Las fracturas eran clasificadas en dos tipos Sedj (simples) y Pesem (complejas). Conocían y practicaban la tracción, necesaria para el tratamiento de un húmero fracturado. La fijación era practicada en el tratamiento de huesos fracturados y llevó el uso de tablillas y vendajes (las tablillas se hacían de corteza de árboles, madera acolchada o de cañas atadas con lino). Incluso recomendaban como tratamiento del genu recorvatum vendar las piernas con paja cribada y agua, vendaje que se solidificaría a modo de yeso. Los egipcios eran expertos en el vendaje de momias, práctica que también fueron capaces de aplicar a los vivos. Además del papiro de Ewing Smith, existen otros papiros que describen de forma detallada diversas enfermedades con sus respectivos tratamientos. En las momias de la V dinastía (3000 a.C.), se han encontrado cuerpos en los que el miembro fracturado estaba todavía vendado en férulas. Las fracturas del antebrazo y del fémur eran las más comunes. Muchas fracturas estaban consolidadas, otras no, dejando una invalidez que también exigía un cuidado o ayuda determinada. El primer dato que se posee de la existencia de las muletas, se ha encontrado en el portal de la tumba de Kirkouf, construida 2800 a.C. Algunas de las piezas ortopédicas más antiguas pueden hallarse en las momias egipcias, de las cuales se han recatados prótesis incluso más antiguas que el mismísimo papiro de Ewing Smith, de tal modo que se corrobora la creencia de que este y otros son copias de textos más antiguos.
Antigua prótesis Egipcia. Exhibida en el Museo del Cairo. 

China
La medicina tradicional china surge como una forma fundamentalmente taoísta de entender la medicina y el cuerpo humano. El tao es el origen del universo, que se sostiene en un equilibrio inestable fruto de dos fuerzas primordiales: el yin (la tierra, el frío, lo femenino) y el yang (el cielo, el calor, lo masculino), capaces de modificar a los cinco elementos de que está hecho el universo: agua, tierra, fuego, madera y metal. Esta concepción cosmológica determina un modelo de enfermedad basado en la ruptura del equilibrio, y del tratamiento de la misma en una recuperación de ese equilibrio fundamental. Uno de los primeros vestigios de esta medicina lo constituye el Nei Jing, que es un compendio de escritos médicos datados alrededor del año 2600 a. C. y que representará uno de los pilares de la medicina tradicional china en los cuatro milenios siguientes. Una de las primeras y
Nei Jing, China
más importantes revisiones se atribuyen al emperador amarillo, Huang Di. En este compendio se encuentran algunos conceptos médicos interesantes para la época, especialmente de índole quirúrgica, aunque la reticencia en estudiar cadáveres humanos parece haber restado eficacia a sus métodos. En respuesta a la deficiencia producto de la falta de conocimientos anatómicos se desarrolla una disciplina entre la medicina y la cirugía denominada “acupuntura” donde según la aplicación de agujas sobre alguno de los 365 puntos de inserción restauraría el equilibrio perdido entre el yin y el yang. Varios historiadores de la medicina se han cuestionado el motivo por el que la medicina china quedó anclada en esta visión cosmológica sin alcanzar el nivel de ciencia técnica a pesar de su larga tradición y su amplio cuerpo de conocimientos, frente al modelo grecorromano clásico. El motivo, según estos autores, se encontraría en el desarrollo del concepto de “logos” por parte de la cultura griega, como una explicación natural desligada de todo modelo cosmológico y centrado en la observación de las causas físicas. No es hasta el año 624 que fue creado el Gran Servicio Médico, desde donde se organizaban los estudios y las investigaciones médicas. De esta época han llegado descripciones muy precisas de multitud de enfermedades, tanto infecciosas como carenciales, agudas y crónicas. Y determinadas referencias dejan entrever un gran desarrollo en especialidades como la cirugía, la ortopedia o la odontología. 

América Precolombina
En américa, las 3 civilizaciones más sobresalientes, Mayas, Aztecas e Incas basaban en gran medida sus conocimientos médicos en creencias primitivas como el chamanismo en el cual las enfermedades y padecimientos eran atribuidos a malos espíritus y castigos divinos que atormentaban al enfermo, sin embargo, durante su mayor auge, todas alcanzaron un conocimiento de la medicina casi técnico. Entre todos, es quizá de la civilización Azteca de quienes mayor información se tiene a lo que ortopedia se refiere y esto es debido a la existencia de dos códices: Códice de Sahagún y Códice Badiano. Este último compila gran parte de las técnicas conocidas por el indígena Martín de la Cruz (1552). También es importante destacar el hallazgo de la primera escuela de medicina en Monte Albán, próximo a Oaxaca, datada en torno al año 250 d. C, donde se han encontrado grabados anatómicos entre los que parece encontrase una intervención de cesárea, así como la descripción de diferentes intervenciones menores, como la extracción de piezas dentarias, la reducción de fracturas o el drenaje de abscesos. Por supuesto en la época prehispánica la ortopedia como especialidad estabas lejos de existir, y las enfermedades del sistema musculoesquelético al igual que otras dolencias tenían fundamentos mágico-religiosos, no obstante, esto no excluía el desarrollo de técnicas empíricas de gran valor terapéutico, entre las que sobresalen la inmovilización y el uso de férulas en las fracturas. Las fracturas eran las lesiones más comunes que sufrían los indígenas, en este sentido, una de las más valiosas fuentes de información es fray Bernardino de Sahagún, en cuya recopilación de datos contó que:
[...] las quebraduras del hueso del espinazo y de las costillas, o de los pies, o de otro cualquier hueso del cuerpo, se curarán, tirándose y poniéndose en su lugar, después de lo cual se ha de poner encima de la tal quebradura la raíz molida que se llama zazálic, y ponerse a la redonda algunas tablillas y atarse bien, porque no se torne a desconcertar; y si a la redonda de la tal quebradura estuviese hinchada la carne se ha de punzar y poner la raíz que se llama zazálic, molida y mezclada con la raíz nombrada tememetlatl, y con el agua de esta raíz postrera lavarse el cuerpo, o beberla en vino y tomar algunos baños: y cuando se sintiere alguna comezón (indicios de curación), untarse con la hierba llamada xipetziuh, mezclada con la raíz llamada iztac zazálic. Pero en caso de que este tratamiento no bastara para curar la fractura, “entonces se procede a cortar la carne, se levanta por encima del hueso, se legra, es decir se raspa la superficie del hueso y con el hueso descubierto se mete allí un palo resinoso de pino, tallado, en el interior de nuestro hueso; se ata nuestro carrizo (óseo), se cierra la carne con el patli arriba dicho”.
Figura en Atetelco, Mexico, (hombre deforme)
Las fracturas fueron de las dolencias más conocidas y hábilmente tratadas por los antiguos mexicanos, quienes las distinguían según el hueso fracturado con distintos nombres: quaxamaniliztli, quatlapaualiztli y tequatzayanaliztli eran términos con los que se referían a distintas fracturas del cráneo; las cuitlapuztequiliztli se referían a la columna vertebral; eltpatzoaliztli designaba a la de costillas; metzpuztequi a la del fémur; metzcotoctic era la de la tibia, llamando tlanitzpuztequi a la de la pierna completa, y xopuztequi a la del pie.Los médicos prehispánicos reparaban fracturas con mucha pericia, y usaban el entablillado (vapaltlonti) para asegurarse de que los huesos rotos se acomodasen; a los “componedores” de huesos se les conocía como teorniquetzan, es decir, el que vuelve a su sitio los huesos dislocados o rotos. A menudo, previamente reducían la inflamación y la presión de los miembros fracturados por medio de sangrías, y para ello colocaban sanguijuelas en la región más conveniente, o bien utilizaban púas de huitztlacuatzin y lancetas de itztli o tépatl (pedernal). Hacían uso asimismo de un emplasto consistente que obtenían de plantas como xixipin, cozcaquauhxihuitl, acotli, omicocolizpatli, zacacili, omimetztli, que se aplicaba alrededor de la parte fracturada y endurecía al secarse por lo que podía sostenerse en determinada posición como el yeso. Sobre este emplasto se colocaban plumas para cubrir y acojinar la parte afectada y encima de ésas se ponían cuatro tablillas (vapaltontli) sujetas con correas de piel o tloxoctli, que pasaban varias veces alrededor del miembro lesionado para mantener la extensión.

Antigüedad Clásica
Se puede considerar a Hipócrates (460-370 a.C) y su novedosa cosmovisión de la razón frente al mito, como el precursor de la ortopedia, aunque la obra atribuida a él es en realidad una serie de tratados elaborados y compilados a lo largo de varios siglos (Corpus Hippocraticum). El tratado Hipocrático contiene material olvidado durante siglos por el mundo y que ha sido vuelto a descubrir solamente en épocas recientes. El diagnóstico y el tratamiento de las fracturas se encontró en dos de los libros mencionados: “De las fracturas y las articulaciones”. Con muy pocas excepciones, los métodos de tratamiento alcanzaban un nivel superior. Se reconocía el significado de los síntomas con una notable agudeza; se prescribían método de tracción para reducir la fractura de los huesos largos; se describían vendajes y férulas con sus diferentes usos, mezclada a sustancias gelatinosas que se
Hipócrates (P.P. Rubens, 1638)
usaban para reforzar los vendajes. Las fracturas de la clavícula, las fracturas dislocación del codo, la luxación del codo, del hombro y las luxaciones recidivantes, la luxación de la cadera, la fractura de la columna, con o sin trastornos nerviosos. Aconsejaba que los miembros siempre debían ser mantenidos en su “posición natural”, que representa un concepto idéntico al introducido siglos más tarde por McKenzie, con su “posición de función”. La posición óptima era descrita para cada una de las fracturas comunes. Con el declinar de la cultura griega, los progresos de la medicina recibieron el impulso de Roma a través de los trabajos de Galeno (131-201 d. C) que en sus tiempos fue cirujano de gladiadores en Roma, en cuyos escritos aparecen ya comentarios sobre problemas como luxaciones diversas y algunas sugerencias para su corrección. No se puede insistir en las contribuciones de Galeno a la ortopedia, pero sí se hablar sobre un detalle de interés: es el nacimiento de las prótesis o miembros artificiales. Veremos que la fase moderna de esta rama de la ortopedia comienza en la época de Paré, en el siglo XVI. No obstante, hay esfuerzos anteriores para resolver este problema de tanto interés. Una pierna de madera encontrada en Capua, en el sur de Italia, y exhibida en la actualidad en el Museo del Royal College of Surgeons, en Londres, data probablemente del año 300 a.C. Una mano de hierro perteneciente a Marcus Silus, un soldado, y un pie artificial hecho por Hegesistratus, pertenecen también al mismo período. Menciones análogas se encuentran en la literatura griega y latina, que se remontan a los siglos II y III a.C., y muestran la preocupación ya existente en esa época de la sustitución por la madera y el hierro de las extremidades perdidas. Grabado de Hipócrates realizado por Pedro Pablo Rubens en 1638.

 Pierna de Capua, exhibida en el Museo del Royal College of Surgeons, Londres, UK

Fase moderna de la ortopedia
Es posible afirmar que la fase moderna de la ortopedia comienza con Ambrosio Paré (1510-1590). Se le considera como la principal figura quirúrgica del siglo XVI, así como el padre de la cirugía francesa. Sus aportaciones a la traumatología y ortopedia son importantes, destacan la descripción para un nuevo método para el tratamiento de heridas por arma de fuego, el lavado, que difiera del método clásico (cauterización con aceite hirviendo).

“No puedo decir por qué razón, pero creo que uno de los principales medios para curar las heridas es conservarlas bien limpias”

Ambrosio Paré (Jean-Baptiste Bertrand, siglo XIX)
Nicholas Andry
También fue el primero es describir la fractura de cuello femoral, los desprendimientos epifisarios en niños, un nuevo método para la reducción de la luxación glenohumeral y en describir una fractura abierta tratada con éxito sin necesidad de amputación. De hecho, el propio Paré fue el paciente al sufrir una fractura abierta de tibia y peroné al recibir una coz de su cabello. Las prótesis comenzaron a ser realmente útiles logrando en muchos casos reducir la invalidez secuela de la amputación. Con la ayuda de fabricantes de armaduras, Paré diseñó miembros artificiales de hierro, perfeccionó el banco hipocrático para la reducción de luxaciones, perfeccionó un corsé para escoliosis y una bota para el pie equinovaro. Paré reconoció la importancia de las posturas correctas y describió una gran cantidad de aparatos correctores y contribuyó a tratamientos de niños nacidos con deformidades en tronco y miembros.
Poco más de un siglo después de Paré, Nicholas Andry (1658-1759), doctor, profesor adjunto y Decano de la Facultad de París, contribuyó dando por fin nombre a la especialidad (Ortopedia) basándose en que procedía de las palabras griegas Orthos (derecho) y Paidos (niño/niña).

 
Evolución del simbolo de la Ortopedia (Izquierda: Dibujo Original), Simbolos de las Asociaciones Ortopedicas de Colombia, Venezuela, Bolivia, Suiza, Argentina y España

El emblema actual de la cirugía ortopédica: un árbol torcido cuya deformidad se intenta corregir con una guía externa también se debe a él, aunque el dibujo pertenece a su colaborador e ilustrador de la obra Antoine Humblot, este apareció grabado en el libro de Andry: “L'orthopèdie ou l’Art de prévenir et de corriger dans les enfants les difformités du corps” (1741), quien pensaba que las deformidades esqueléticas se debían a defectos postulares y retracciones musculares. Emblema de la Cirugía Ortopédica. William Hey (1736-1819) escribió un libro de cirugía que contenía varios capítulos dedicados a la ortopedia. Entre sus principales contribuciones destacan la descripción de la osteomielitis subaguda de tibia
Wilhelm Conrad Röntgen
proponiendo la puesta a plano de la lesión, también, describió las lesiones meniscales y la presencia de cuerpos libres articulares. Introdujo también, la amputación metatarsiana. En Suiza destacó Jean-Andre Venel (1740-1791) que en 1780 estableció el primer instituto ortopédico del mundo localizado en Orbe, en el Canton de Waadt, primer hospital dedicado de forma específica al tratamiento de las lesiones y deformidades esqueléticas en niños inválidos. En estos inicios de la ortopedia, denominada mecánica, se intenta corregir de forma empírica los defectos físicos de los pacientes. A Venel, se le considera como el primer ortopedista y padre de la ortopedia pues su instituto sirvió como modelo para muchos otros hospitales. Venel destacó la importancia de la luz solar en el tratamiento de los niños inválidos y diseñó varios artefactos ortopédicos en los talleres de su instituto. Jean-André Venel. En 1895 Wilhelm Conrad Röntgen (1845-1923) produjo radiación electromagnética en las longitudes de onda correspondiente a los actualmente llamados rayos X. En los años siguientes,
Röntgen publicó unos estudios “sobre un nuevo tipo de rayos”. Los cuales serían fundamentales en el futuro de la traumatología y la ortopedia, permitiendo tener una imagen mucho más clara de las lesiones pudiendo interpretarlas con mayor precisión y buscar el método más efectivo para su tratamiento. Wilhelm Conrad Röntgen. Saltando hasta el siglo XX, la ortopedia fue impulsada de manera lamentable, por el accionar constante de diversos conflictos bélicos en periodos de tiempo relativamente cortos (Primera y Segunda Guerra Mundial, Guerra de Corea, Guerra Indochina) lo que obligó a la medicina a pisar el acelerador respecto a los esfuerzos dedicados a la traumatología y la ortopedia. Hay que acotar, que la inmensa mayoría de víctimas de estos conflictos también pasaron a ser “sujetos de prueba” en los avances de la medicina traumatológica y sucesivamente de la ortopédica. 

Ortopedia en el siglo XXI
Con la ausencia de continuos conflictos bélicos, la ortopedia ha tenido la oportunidad de responder a las necesidades continuas de la sociedad para tratar diversas afecciones que a principios del siglo XX no eran consideradas “urgentes” debido a las guerras. Caso tal del desarrollo de plantillas ortopédicas especiales para tratar con el pie plano o el pie cavo sin necesidad de recurrir (no siempre es el caso) a la cirugía. Zapatos especiales para corregir movimientos defectuosos del pie e incluso colchones confeccionados con el único propósito de mejorar las posturas al dormir obligando a la espalda a retomar las posturas correctas, lo mismo sucede con el desarrollo de correctores de postura deportivos. Precisamente obviando al sector salud, el otro gran beneficiado con los continuos avances de la ortopedia es el deporte. Los deportistas, sin importar de cuál disciplina se trate pueden acudir a diversos tratamientos o artefactos ortopédicos (tan diversos como las lesiones en sí mismas) con el fin de lograr la mejor rehabilitación posible y también por qué no de evitar lesiones durante la actividad física. A día de hoy, la ortopedia no es sólo útil para inmovilizar huesos rotos, reemplazar extremidades perdidas o corregir malformaciones óseas o musculares (importantísimo hasta nuestros días), también es la mejor opción para prevenir lesiones y regular diversas condiciones que aquejan a la humanidad a día de hoy.

 Equipos medicos modernos: correctores de postura ortopédicos

Bibliografía 
1. https://issuu.com/hplato/docs/historia_de_la_ortopedia_reumatolog
2. https://prezi.com/wrncgearpagj/historia-de-la-ortopedia-y-traumatologia/
3. https://ortopediaencasa.com/blog/origenes-historia-ortopedia/
4. https://www.smu.org.uy/dpmc/hmed/historia/articulos/hist-ortopedia_bado1965.pdf
5. https://www.orliman.com/historia-de-la-ortopedia/
6. https://es.wikipedia.org/wiki/Papiro_Edwin_Smith
7. https://www.revistas.inah.gob.mx/index.php/antropologia/article/view/2904/2805
8. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_medicina
9. http://etimologias.dechile.net/?ortopedia
10. https://www.ihistoriarte.com/2012/10/Protesis-Egipcias/
11. https://es.wikipedia.org/wiki/Papiro_Edwin_Smith
12. http://132.248.9.34/libroe_2007/1050189_1/22_c18.pdf


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